miércoles, 16 de septiembre de 2020

MEDIO SIGLO CON BORGES – MARIO VARGAS LLOSA

Carles Álvarez Garriga señala que las lecciones de literatura, dictadas por escritores consagrados, son casi un género aparte. La referencia exacta calza para Clases de Literatura, por Julio Cortázar, libro en el que realiza el prólogo y esta afirmación. Desde mi criterio, no alejado al de Carles, las autobiografías, las correspondencias, las columnas aleatorias, los ensayos, constituyen lecciones de vida, de cultura, opiniones que construyen un juicio y aprendizaje constante desde la experiencia ajena, de quienes se admira. Medio Siglo con Borges, el libro de Mario Vargas Llosa que nos involucra el día de hoy, no es la excepción.

Tratándose de un texto conmemorativo, un regalo, una dedicatoria no disimulada, a primera impresión uno puede avizorar una catarata de halagos constantes y permanentes, ¿Cómo podría ser diferente? si Vargas Llosa ha decidido hablar de un genio. Para él, Borges es lo más importante que le ocurrió a la literatura en lengua española moderna y uno de los artistas contemporáneos más memorables. Vargas Llosa reúne tres entrevistas que le hizo al escritor argentino y una serie de ensayos breves dedicados a su obra y vida, todos publicados entre el sesenta y cuatro y el dos mil catorce (de ahí el título del libro), detalle no menor advertido por Javier Agreda, a quien felicité por su impecable reseña.

Para nuestro Nobel de Literatura, Borges es una fuente inagotable de placer intelectual, alguien que nunca decepcionó en sus libros, alguien con una enorme influencia en quienes escriben en español, alguien que, en palabras de Vargas Llosa, cuenta con una prosa que se paladea, palabra a palabra, como un manjar, haciendo de nuestro idioma, una lengua inteligente. Cada uno de sus cuentos son una joya artística, nunca sobra ni un dato, ni una palabra, siempre rozando a cada paso ese inquietante misterio que es la perfección.

En las entrevistas que Vargas Llosa realizó a Borges, siempre llego a sacarle declaraciones memorables. “Muchas cosas he leído y pocas he vivido”, afirmación que durante años Borges sostuvo y creyó oportuno retractarse diciendo “Escribí eso cuando tenía treinta años y no me daba cuenta de que leer es una forma de vivir también”. Su lectura y relectura de Bouvard y Pécuchet, que acredita su eterna admiración por Flaubert. Admirador de aventureros, un pacifista nato, convencido que toda guerra es un crimen. Su amistad con Alberto Hidalgo, excelente poeta peruano que le reveló la existencia de José María Eguren, alguien de quien, según Borges, sabia muchas de sus composiciones de memoria. Su desprecio a la política, pues le producía tedio, algo que tiempo después se convirtió en fastidio. Un agnóstico confeso capaz de llevar una biblia a una isla desierta, por ser una biblioteca.

Dentro de todas las afirmaciones importantes me permito hacer hincapié en la humildad de Borges. Cuenta Vargas Llosa que cuando lo entrevistó en su casa, observó algunas cosas imposibles de eludir en esta reseña. Borges no guardaba los libros de su autoría “¿Quién soy yo para codearme con Schopenhauer?” le dijo. Vargas Llosa, no pudo disimular el asombro a la austeridad en la que vivía el genio argentino. “Su dormitorio parece la celda de un trapense”, le dijo. Con inteligencia y sencillez, Borges le diría “El lujo me parece una vulgaridad”; asimismo, cuando Vargas Llosa le precisó que los países de hoy en día viven en función al dinero, Borges le contestó: “Natural que sea así, sobre todo si hay esta pobreza. En qué otra cosa puede pensar un mendigo sino en el dinero o en comida. Si usted es muy pobre tiene que pensar en dinero o en comida. Una persona rica puede pensar en otra cosa, pero un pobre, no. De igual modo que un enfermo sólo puede pensar en la salud. Uno piensa en lo que le falta, no en lo que tiene. Cuando yo tenía vista no pensaba que eso fuera un privilegio, en cambio daría cualquier cosa por recobrar mi vista y no saldría de esta casa”.

Vargas Llosa también hace referencia al encuentro entre Borges y Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo. Cuenta que esto fue posible gracias a Rodríguez Monegal en una cervecería de Buenos Aires. El uruguayo, con arrogancia provocó a Borges diciendo, ¿qué ven ustedes en Henry James?, uno de los autores favoritos de Borges, una afirmación desafiante que improbablemente haya forjado rencor en Borges; sin embargo, muchos estudiosos intentan justificar la elección de Borges entre Onetti y Octavio Paz para en premio Cervantes del ochenta y uno, donde el argentino eligió al mexicano.  

Borges siempre mostró un desinterés de la política, sin ser apolítico. En uno de sus últimos artículos, Vargas Llosa menciona esa actitud de Borges, quien oportunamente apoyó dos dictaduras en su país. Vargas llosa no soslaya aquella postura reprochable, tampoco fue soslayado en este blog, de hecho, aquí se ha realizado una publicación al respecto. La explicación básica de su posición, son las circunstancias, una justificación válida, que no reemplaza todo el talento desenvuelto a lo largo de su carrera como escritor, lo que nos lleva a la vieja discusión de separar el arte del artista. Si hay algo que decir al respecto, es que la opinión política, eso solo eso, una opinión.

Medio Siglo con Borges, cumple con el propósito de Vargas Llosa; tener un compendio de lo que piensa y opina del genio argentino, así como inmortalizar sus conversaciones y lo que piensa Borges, el genio argentino, dicho esto en tiempo presente, pues mientras alguien se interese en la literatura latinoamericana, escudriñando libros, noches enteras, buscando un estilo único y sorprendente, tendrá que pasar por sus textos, por eso siempre estará entre nosotros.

FICHA TÉCNICA:

Editorial: Alfaguara

Edición: 2020

Páginas: 108

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