En
mi publicación del martes 14 de agosto, señalé que una de las razones por las
que presuntamente se le negó el Premio Nobel de Literatura a Borges fueron “cuestiones
políticas (tal vez alguna apreciación incomprendida a algún dictador)”. Ese es
el punto que ampliaré en la presente publicación.
En
la segunda mitad del siglo XX, los países de América Latina se vieron aquejadas
por dictaduras militares. La mayoría de estos gobiernos dictatoriales,
proclives a vulnerarse todo tipo de derechos civiles y sociales, fundaban su
posición contra del comunismo.
La
línea que separa a los políticos y a los escritores siempre ha sido cruzada por
la influencia de idealismos sociales. Los escritores, impetuosos en sus conceptos
y leales a sus principios siempre han sido vistos como opositores y estorbos en estos regímenes dictatoriales, ejemplos hay a montones. Federico García Lorca,
principal opositor a la ideología de Francisco Franco –quien alguna vez fue
apoyado por Borges-, fue asesinado en circunstancias no esclarecidas hasta el
día de hoy. Reynaldo Arenas, el novelista y opositor rotundo ante el régimen de
Fidel Castro, fue torturado hasta la demencia, se suicidó culpando al dictador
de todas sus tragedias.
Argentina,
país natal de Borges, sufrió un golpe de estado en el año de 1976. En ese año, el
general Jorge Rafael Videla asume el gobierno de facto, dictadura golpista
contra los peronistas –en ese momento a cargo de la vicepresidenta María Estela
Martínez de Perón- hasta el año de 1981. Dictadura que se mantuvo en el poder
hasta el año del 1983, concluyendo con Reynaldo Bignone al recuperarse la
democracia.
Videla
fue encontrado culpable por las atrocidades ejecutadas desde el poder, condenado a
Cadena Perpetua por varios delitos cometidos durante la dictadura, y dejando
juicios pendientes hasta su muerte. Los crímenes perpetrados como el robo
sistemático de bebés, el fusilamiento de presos en Córdoba y la persecución sin
reparos a los escritores y periodistas fue infame, totalmente condenable y
execrable, personas que desaparecieron no volviéndose a saber de ellos, nunca
más. La Asociación de Prensa Santa fe, sostiene un listado alfabético
de escritores, periodistas y trabajadores de prensa desaparecidos y asesinados en
la dictadura militar entre los años de 1976‐1983.
¿Cuál
era la posición de Borges contra estos abusos y crímenes? Edwin Williamson,
autor del libro, “Borges, una vida”, señala que Borges “vio el golpe de Estado
de Videla como una nueva revolución libertadora para el derrocamiento de Perón.
Por eso apoyó con entusiasmo el golpe del general”. Borges era antiperonista y
anticomunista ¿Era causa suficiente para apoyar una dictadura? Cualquier
evidencia que se encuentre contra Borges para afirmar que era simpatizante de
dictaduras se remontan a dos hechos memorables:
1.-
Un almuerzo celebrado en la Casa Rosada con Videla el 19 de mayo de 1976 (tan
solo dos meses después del golpe).
De izquierda a derecha: Horacio Ratti, Jorge Rafael Videla, Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, el padre Leonardo Castellani y el general José Villareal |
2.-
El recibimiento en Chile de por Augusto Pinochet en septiembre de 1976. Del
controvertido encuentro hay una foto donde ambos se dan la mano. Según muchos
críticos literarios la polémica foto fue la que le costó el Nobel a Borges,
pues consideraba a Augusto Pinochet como la persona que salvó a Chile del
comunismo. María Kodama, viuda del escritor, cuenta que antes que Borges viaje a
Chile recibió una llamada, aparentemente desde Suecia para advertirle que no
vaya a Chile a recibir distinción alguna, fiel a sus ideales –o muy escéptico- Borges
contestó: “mire, yo le agradezco muchísimo su preocupación, pero hay dos cosas
que un hombre no puede permitir: sobornar o dejarse sobornar. Muchas gracias
por llamarme, buenas tardes” y colgó.
De izquierda a derecha: Augusto Pinochet y Jorge Luis Borges |
Ha transcurrido
mucho tiempo, como es de verse, Borges ha sido simpatizante de algunos representantes
de dictaduras, sin embargo, tácitamente se arrepintió de ello. De hecho existe un
artículo que Borges escribió para la Agencia EFE, publicado en 1985 por el
diario Clarín y que consta en el volumen Textos recobrados (1956-1986). En esa reflexión
el escritor, señaló que: "No juzgar y no condenar el crimen sería fomentar
la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice". Debemos
considerar que ante las denuncias por las terribles desapariciones de
periodistas y escritores, Borges comenzó a retrotraerse, arrepentirse tal vez.
Con la guerra de las Malvinas se sintió muy dolido. Como pacifista, dejo
Argentina por obvias razones.
Repito
lo dicho en el tercer párrafo de la presente publicación. La línea que separa a los
políticos y a los escritores siempre ha sido cruzada por la influencia de
idealismos sociales.
Para
Mario Vargas Llosa, un escritor tiene la "obligación" de "intervenir
en el debate cívico". El suscrito es de la opinión que un escritor nunca debe
estar obligado a mantener una postura política –obligación que sintió Borges en
su momento-, eso muchas veces los hace sucumbir en desaciertos que marcan una
trayectoria impecable y que confunde erradamente a una sociedad -así como se confundió
la academia Nobel-, sin embargo, si un escritor adopta una postura política, los
lectores, particularmente deben saber distinguir plenamente entre su arte al
escribir y su ideología. Vargas Llosa alguna vez definió su apoyo a Humala –en realidad,
a cualquiera que vaya contra algún Fujimori-. Jaime Bayly apoyó a Keiko
Fujimori. Acertadas o no, sus posiciones están lejos de convertirlos en menos
escritores, no los convierte en personas con un talento esfumado.
El
talento de los novelistas y escritores debe prevalecer al margen de su posición
política. Esa es una de las razones del porqué Borges sigue siendo reconocido y
creemos, debió recibir el Premio Nobel de Literatura, pese a ser –reflexión personal- un arrepentido apañador de dictaduras.
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