martes, 11 de septiembre de 2018

CHOCANO, EL POETA CRIMINAL




José Santos Chocano nació en Lima. Poeta, extensamente reconocido en Latinoamérica, para muchos uno de los mejores poetas del siglo XX. Nunca un escritor peruano de la época había sido tan famoso como Chocano -después de Ricardo Palma-, fama que se vería disminuida poco a poco con la aparición de César Vallejo años más tarde. Nuestro historiador Jorge Basadre dedicó seis páginas (224-229) a Chocano en su Tomo 16 del libro “Historia de la República del Perú”. ¿Cómo no podría Basadre, tocar el asesinato que hoy pretendo exponer?

En 1894, Chocano se inició en el periodismo, oficio que le permitiría desarrollar su vocación literaria. Ingresó a la Facultad de Letras de San Marcos, pero no concluyó sus estudios. Su posición política siempre fue controversial. Por aquel entonces manifestó su oposición plena al segundo gobierno de Andrés Avelino Cáceres a través de diversas columnas y artículos. Años más tarde, la popularidad de su obra y cercanía al gobierno le permitió desarrollar diferentes cargos en el extranjero desempeñando funciones diplomáticas. En México llegó a ser secretario del revolucionario Pancho Villa. En 1920 llegó a estar preso en Guatemala, básicamente por su cercanía hacia el dictador Manuel Estrada Cabrera. Varios políticos y líderes de opinión iniciaron un movimiento en favor de la libertad de Chocano. Al ser liberado –y no fusilado-, regreso al Perú en 1921.

Al obtener varios beneficios por parte del gobierno de Leguía, Chocano llegó a defender su posición cerca de las dictaduras resumiendo sus ideas en su panegírico “Apuntes sobre las dictaduras organizadoras”, señalando que: más le conviene al Perú una dictadura organizadora que la farsa democrática en que se ha acostumbrado a vivir”. Debe tenerse en cuenta que en Venezuela también fue amigo cercano del dictador Juan Vicente Gómez. 

La nueva generación de escritores peruanos nunca compartió las ideas de Chocano. Dentro de esta generación se encontraba José Carlos Mariátegui y Edwin Elmore Letts, hijo de Teodoro Elmore, un servidor de las tropas peruanas en la defensa de Arica, durante la Guerra del Pacífico. El padre de Edwin Elmore fue considerado un traidor a la patria al supuestamente, haber informado a los chilenos respecto a un sistema de minas instalado por Perú. Quien diría que este rumor –cierto para Chocano- fue el detonante de la muerte de Edwin Elmore, una mina pisada involuntariamente por un joven poeta peruano.

Según testigos la corta carrera de Edwin Elmore Letts fue prometedora, nunca alcanzó el éxito de Chocano o Vallejo, pero por su accionar todo indicaba que era conductor de una carrera exitosa. Concluyó ingeniería y después ingresó a la Facultad de Letras en San Marcos para dedicarse de lleno a la actividad literaria. Fundó un conversatorio estudiantil y organizó el Congreso Libre de Intelectuales Iberoamericanos donde contó con el apoyo del abogado y escritor mexicano José Vasconcelos.

GUERRA DE LETRAS Y LA MUERTE DE UN POETA

Vasconcelos, quien presuntamente conoció a Chocano durante su estancia en México, escribió un artículo publicado en la revista platense “Sagitario” llamado “Poetas y bufones”. En aquel artículo, Vasconcelos atacó a Chocano de manera frontal. Basadre, cuenta que el origen del ataque fue por la adhesión de Chocano a la tesis que Leopoldo Lugones había formulado en su discurso “la hora de la espada”, donde defiende la injerencia de las Fuerzas Armadas en el sistema político (puede leer el discurso completo de Lugones aquí). Chocano, arrogante y vanidoso se defendió con un violento ataque a Vasconcelos desde el diario “La Crónica”, usando los más duros términos.

En esta discrepancia el apoyo a Vasconcelos de la Federación de Estudiantes del Perú, conformada por Elmore, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Manuel Beltroy entre otros, fue íntegro, inclusive decidieron firmar una declaración en respaldo del escritor mexicano.

De manera independiente, Edwin Elmore Letts atacó a Chocano a través de un mensaje radial y escribió para el diario “La Crónica” un artículo donde criticaba duramente a Leguía y a sus partidarios, entre ellos, Chocano. El director del diario no quiso publicarlo, pues lo consideró muy subido de tono, sin embargo, un redactor filtro el artículo y lo mostró a Chocano. Basadre cuenta que Chocano, muy ofuscado, hizo entonces una llamada telefónica a Edwin Elmore, preguntándole: ¿Hablo con el hijo del traidor de Arica?; a lo que Elmore respondió: “No se atrevería usted a decírmelo cara a cara”.

A partir de este momento la relación Chocano-Elmore, fue violenta. Después del inconveniente telefónico Edwin Elmore, escribió un nuevo y enérgico artículo; por su parte Chocano también escribió una carta que Elmore nunca llego a leer donde le decía: “Desgraciado joven, aunque no tiene usted la culpa de haber sido engendrado por un traidor a la patria, tengo el derecho de creer que los chilenos han pagado a usted para insultarme... Pequeños farsantes todos ustedes, generación de cucarachas brotadas en el estercolero de la oligarquía civilista (…) Miserable, como he aplastado a Vasconcelos te aplastaré a ti sino te arrodillas a pedirme perdón”.

En la tarde del 31 de octubre de 1925, Chocano y Elmore se encontraron casualmente en la imprenta de “El comercio”. Testigos afirmaron que Elmore se abalanzó sobre Chocano, este sacó un revólver y disparó. Herido Elmore fue conducido a la asistencia pública, atención que no fue suficiente llegando a fallecer un  2 de noviembre.



Pese a estar privado de su libertad y sin mostrar arrepentimiento por lo sucedido, Chocano inició una campaña de difamación contra el hombre que había asesinado, incluso público un periódico difamatorio y virulento titulado “la Hoguera”. Ernesto More, en su libro “Huellas Humanas”, cuenta la versión de Manuel Beingolea -escritor y periodista peruano- quien señala que cuando habló con Chocano de arrepentimiento por su actuar, este lo amenazó severamente, asimismo, agrega que Ángela Ramos -escritora y periodista- obtuvo de Chocano esta respuesta: “¿Por qué se conduele usted tanto, amiga mía, cuando yo no he hecho sino aplastar una cucaracha?” .

Sobre el arrepentimiento de Chocano nada está probado. Presuntamente, según revelaciones de Emilia Romero Valle publicadas en “el Excelsior”, un diario de México el 20 de diciembre de 1926, en una carta dirigida Joaquín García Monge, Chocano expresó: “Cumplo con manifestarle que si un escritor de contraria ideología hubiera sabido invitarme a ello –como se lo dije a cierto penalista español- yo no hubiera reparado en ofrecerle que mi primer acto, al recuperar mi libertad sería el de irme a arrodillar a la tumbar de Elmore cuya muerte lamento más sinceramente que los que la explotan, para pedirle perdón por lo que, sin embargo Dios y él saben que no intente hacerle”.

Chocano siempre gozó de la protección del gobierno. El fallo del Tribunal correccional en junio de 1926 lo condenó a tres años de prisión y a 2 mil libras peruanas por concepto de reparación civil. Chocano no aceptó el indulto ofrecido por el presidente Leguía, sin embargo, la Ley Nº 5642 del 31 de enero de 1927 mandó cortar el juicio, con lo cual cerró la posibilidad de que la corte suprema confirmará o anulase la sentencia.


Chocano salió de prisión. Las relaciones con el gobierno del Leguía estaban rotas, la pensión que recibía fue suspendida. Al no contar con el respaldo del gobierno de Sánchez Cerro se fue a Chile donde pasaría el resto de sus días hasta ser asesinado, pero esa es otra historia.

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