José
Santos Chocano nació en Lima. Poeta, extensamente reconocido en Latinoamérica,
para muchos uno de los mejores poetas del siglo XX. Nunca un escritor peruano de
la época había sido tan famoso como Chocano -después de Ricardo Palma-, fama
que se vería disminuida poco a poco con la aparición de César Vallejo años más
tarde. Nuestro historiador Jorge Basadre dedicó seis páginas (224-229) a
Chocano en su Tomo 16 del libro “Historia de la República del Perú”. ¿Cómo no
podría Basadre, tocar el asesinato que hoy pretendo exponer?
En
1894, Chocano se inició en el periodismo, oficio que le permitiría desarrollar
su vocación literaria. Ingresó a la Facultad de Letras de San Marcos, pero no concluyó
sus estudios. Su posición política siempre fue controversial. Por aquel entonces
manifestó su oposición plena al segundo gobierno de Andrés Avelino Cáceres a través
de diversas columnas y artículos. Años más tarde, la popularidad de su obra y cercanía
al gobierno le permitió desarrollar diferentes cargos en el extranjero desempeñando
funciones diplomáticas. En México llegó a ser secretario del revolucionario
Pancho Villa. En 1920 llegó a estar
preso en Guatemala, básicamente por su cercanía hacia el dictador Manuel
Estrada Cabrera. Varios políticos y líderes de opinión iniciaron un movimiento
en favor de la libertad de Chocano. Al ser liberado –y no fusilado-, regreso al
Perú en 1921.
Al obtener varios beneficios por parte del gobierno de Leguía,
Chocano llegó a defender su posición cerca de las dictaduras resumiendo sus
ideas en su panegírico “Apuntes
sobre las dictaduras organizadoras”, señalando que: “más
le conviene al Perú una dictadura organizadora que la farsa democrática en que
se ha acostumbrado a vivir”. Debe tenerse en cuenta que en Venezuela también
fue amigo cercano del dictador Juan Vicente Gómez.
La
nueva generación de escritores peruanos nunca compartió las ideas de Chocano. Dentro
de esta generación se encontraba José Carlos Mariátegui y Edwin Elmore Letts, hijo
de Teodoro Elmore, un servidor de las tropas peruanas en la defensa de Arica,
durante la Guerra del Pacífico. El padre de Edwin Elmore fue considerado un
traidor a la patria al supuestamente, haber informado a los chilenos respecto a
un sistema de minas instalado por Perú. Quien diría que este rumor –cierto para
Chocano- fue el detonante de la muerte de Edwin Elmore, una mina pisada involuntariamente
por un joven poeta peruano.
Según
testigos la corta carrera de Edwin Elmore Letts fue prometedora, nunca alcanzó
el éxito de Chocano o Vallejo, pero por su accionar todo indicaba que era
conductor de una carrera exitosa. Concluyó ingeniería y después ingresó a la
Facultad de Letras en San Marcos para dedicarse de lleno a la actividad
literaria. Fundó un conversatorio estudiantil y organizó el Congreso Libre de
Intelectuales Iberoamericanos donde contó con el apoyo del abogado y escritor
mexicano José Vasconcelos.
GUERRA
DE LETRAS Y LA MUERTE DE UN POETA
Vasconcelos,
quien presuntamente conoció a Chocano durante su estancia en México, escribió
un artículo publicado en la revista platense “Sagitario” llamado “Poetas y
bufones”. En aquel artículo, Vasconcelos atacó a Chocano de manera frontal. Basadre,
cuenta que el origen del ataque fue por la adhesión de Chocano a la tesis que Leopoldo
Lugones había formulado en su discurso “la hora de la espada”, donde defiende
la injerencia de las Fuerzas Armadas en el sistema político (puede leer el
discurso completo de Lugones aquí). Chocano, arrogante y vanidoso se
defendió con un violento ataque a Vasconcelos desde el diario “La Crónica”,
usando los más duros términos.
En
esta discrepancia el apoyo a Vasconcelos de la Federación de Estudiantes del
Perú, conformada por Elmore, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez,
Manuel Beltroy entre otros, fue íntegro, inclusive decidieron firmar una
declaración en respaldo del escritor mexicano.
De
manera independiente, Edwin Elmore Letts atacó a Chocano a través de un mensaje
radial y escribió para el diario “La Crónica” un artículo donde criticaba
duramente a Leguía y a sus partidarios, entre ellos, Chocano. El director del diario
no quiso publicarlo, pues lo consideró muy subido de tono, sin embargo, un
redactor filtro el artículo y lo mostró a Chocano. Basadre cuenta que Chocano, muy
ofuscado, hizo entonces una llamada telefónica a Edwin Elmore, preguntándole: ¿Hablo con el hijo del traidor de Arica?;
a lo que Elmore respondió: “No se
atrevería usted a decírmelo cara a cara”.
A
partir de este momento la relación Chocano-Elmore, fue violenta. Después del
inconveniente telefónico Edwin Elmore, escribió un nuevo y enérgico artículo;
por su parte Chocano también escribió una carta que Elmore nunca llego a leer donde
le decía: “Desgraciado joven, aunque no tiene usted la culpa de haber sido
engendrado por un traidor a la patria, tengo el derecho de creer que los chilenos
han pagado a usted para insultarme... Pequeños farsantes todos ustedes,
generación de cucarachas brotadas en el estercolero de la oligarquía civilista
(…) Miserable, como he aplastado a Vasconcelos te aplastaré a ti sino te
arrodillas a pedirme perdón”.
En
la tarde del 31 de octubre de 1925, Chocano y Elmore se encontraron casualmente
en la imprenta de “El comercio”. Testigos afirmaron que Elmore se abalanzó
sobre Chocano, este sacó un revólver y disparó. Herido Elmore fue conducido a
la asistencia pública, atención que no fue suficiente llegando a fallecer un 2 de noviembre.
Pese
a estar privado de su libertad y sin mostrar arrepentimiento por lo sucedido,
Chocano inició una campaña de difamación contra el hombre que había asesinado,
incluso público un periódico difamatorio y virulento titulado “la Hoguera”. Ernesto
More, en su libro “Huellas Humanas”, cuenta la versión de Manuel Beingolea -escritor
y periodista peruano- quien señala que cuando habló con Chocano de
arrepentimiento por su actuar, este lo amenazó severamente, asimismo, agrega
que Ángela Ramos -escritora y periodista- obtuvo de Chocano esta respuesta: “¿Por qué se conduele usted tanto, amiga
mía, cuando yo no he hecho sino aplastar una cucaracha?” .
Sobre
el arrepentimiento de Chocano nada está probado. Presuntamente, según
revelaciones de Emilia Romero Valle publicadas en “el Excelsior”, un diario de México
el 20 de diciembre de 1926, en una carta dirigida Joaquín García Monge, Chocano
expresó: “Cumplo con manifestarle que si
un escritor de contraria ideología hubiera sabido invitarme a ello –como se lo
dije a cierto penalista español- yo no hubiera reparado en ofrecerle que mi primer
acto, al recuperar mi libertad sería el de irme a arrodillar a la tumbar de
Elmore cuya muerte lamento más sinceramente que los que la explotan, para
pedirle perdón por lo que, sin embargo Dios y él saben que no intente hacerle”.
Chocano
siempre gozó de la protección del gobierno. El fallo del Tribunal correccional
en junio de 1926 lo condenó a tres años de prisión y a 2 mil libras peruanas
por concepto de reparación civil. Chocano no aceptó el indulto ofrecido por el
presidente Leguía, sin embargo, la Ley Nº 5642 del 31 de enero de 1927 mandó
cortar el juicio, con lo cual cerró la posibilidad de que la corte suprema
confirmará o anulase la sentencia.
Chocano
salió de prisión. Las relaciones con el gobierno del Leguía estaban rotas, la
pensión que recibía fue suspendida. Al no contar con el respaldo del gobierno
de Sánchez Cerro se fue a Chile donde pasaría el resto de sus días hasta ser
asesinado, pero esa es otra historia.
0 comentarios:
Publicar un comentario