viernes, 19 de junio de 2020

LA HERENCIA DE CARLOS RUIZ ZAFÓN


Hace unas horas nada más, la línea editorial Planeta, dio a conocer al mundo, el deceso del escritor español Carlos Ruiz Zafón. Fue un comunicado muy sentido y emotivo. Una noticia que no se esperaba por estos días. El novelista que contaba con cincuenta y cinco años, se encontraba en la plenitud de su obra literaria.

Durante algunos años de su juventud, se dedicó a la publicidad. Fue comunicador brillante, sin embargo, siempre mantuvo su placer por la escritura, una de las formas más elementales de comunicación. A los veintiocho años decidió dedicarse a ser un escritor a tiempo completo.

Sus primeras publicaciones fueron literatura juvenil. Con su primer premio en las manos se fue a Estados Unidos, siempre sintió una fascinación por Los Ángeles, su residencia. Ocho años después de su primera novela, publicó La sombra del viento, obra con la que inicia su tetralogía llamada El cementerio de los libros olvidados, sin embargo, creo que Zafón no me aceptará el término “primera”. Para él, su tetralogía podía empezarse con cualquiera de los cuatro libros, es decir, leerlos por donde se quisiera, pues fueron trabajados para poder abrirse y empezarse por cualquier lugar. 

Cuando alguna vez le preguntaron por la satisfacción de su éxito, con total humildad señaló que, para cualquier escritor, sobrevivir es suficiente. Nunca espero mucho, todo el reconocimiento a su trabajo siempre lo tomó como un regalo, un privilegio.

Un eterno amante de los dragones. Aquella criatura según su visión, siempre era el héroe en los cuentos. En su último conteo, descubrió que tenía en su casa, más de quinientas figuras de dragones. Cada una de ellas guarda pequeñas anécdotas, como problemas con las aerolíneas al momento de trasportarlos, o el pago de asientos extra. Siempre portaba un distintivo de aquel animal fantástico.

Un escritor sumamente ordenado, hasta para vivir. Sus planes sabidos, siempre se han cumplido. Siempre fue consiente en vivir el presente, consiente que estaba sometido a la voluntad del destino, sin embargo, una dirección era necesaria, saber a donde ir, porque, él que no sabe a dónde va, no llega a ningún sitio.

Comúnmente las adaptaciones de novelas y libros, al cine, no reúnen las expectativas del lector, las razones siempre suelen ser múltiples. Inclusive, muchos escritores fueron duros críticos de los guiones empleados por los cineastas para adaptar sus novelas, pues es un trabajo difícil. Carlos Ruiz Zafón nunca se arriesgó a algo parecido. Nunca estuvo dispuesto en adaptar -o que adaptasen- alguna de sus novelas al cine o algún otro formato propuesto. Según Infobae, en una entrevista de radio, tiempo después de la publicación de La sombra del viento, afirmo que sería una “traición” adaptar su obra a la pantalla grande dado que “que es imposible hacer una mejor película que la que uno va a ver cuando empiece a leer la novela (...) Sería redundante, irrelevante y totalmente innecesario”, principio que le llevó a rechazar muchas ofertas.

Muchos años después detalló que no quería transformar su saga en una película o una serie de televisión porque estaba interesado en trabajos nuevos. “No tendría sentido dedicar años a adaptar a otro medio aquello que ya hecho del modo en que lo quería hacer”, manifestó.

Quizás esta afirmación contextualice con precisión su idea. Dice Zafón: “Estos libros son un homenaje a la literatura, a todas las personas que existen en torno del mundo libro —escritores, lectores, editores, libreros—, y sería un poco deshonesto transformarlos en otra cosa, sencillamente para hacerlos algo más popular. No hace falta que todo sea una película o un videojuego. Quiero preservar este mundo tal como está. Nada cuenta una historia con la riqueza, la profundidad y la complejidad de una novela si está bien escrita y está bien construida”.

Como estaba claro, para el novelista, el libro no puede transformarse en otra cosa, sus libros están hechos como deben, su versión definitiva, siente cariño por ellos, por su trabajo. Son un homenaje a la palabra escrita, al lenguaje literario.

En la Feria del Libro de Guadalajara expreso que el tiempo que tenemos para hacer cosas en la vida es limitado, quería dedicar el tiempo que le queda, en hacer cosas que valgan la pena, no hacer lo ya hecho antes.

Hoy, muchos de sus colegas se han despedido de Carlos Ruiz Zafón, una víctima más de ese terrible mal, llamado cáncer. Quizás, se me escapa algún detalle interesante que podría contar de él, sin embargo, considero que el mejor homenaje que podemos hacerle es valorar su trabajo como corresponde, pues nos dejó una herencia extraordinaria.

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