martes, 17 de noviembre de 2015

LA DESPEDIDA




¡Hola! para empezar quiero decirte que antes de empezar, dude al poner las primeras palabras, porque a veces un ¡Hola! suena como muy lacónico a la bienvenida; solo a veces lo utilizo para empezar, como hoy, cuando quiero empezar y continuar algo que no sé cómo empezó; y es que me gusta empezar, quizás porque ya me acostumbre a los terminar, y hoy lucho para que esto termine y nuevamente vuelva a empezar…

            Antes de leer imagínate mi voz: esa que te charla y charla al teléfono, esa voz que repetidas veces solo te hablo de una cosa, esa voz que quisiera que no olvides, imagínatela pronunciando todo lo que estás leyendo. Sitúate en un ambiente tranquilo, como para la ocasión más tranquila en la que te puedas encontrar y después nada, solo lee…

            A mis doce años me propuse ser escritor (sueños que uno tiene), pero mi pequeño problema fue que no sabía que escribir, no sabía ni tenía nada, ninguna línea. Han pasado casi cuatro años y creo tener un buen libro que contar, involucrando todos los aspectos de mi vida; el motivo por el cual te escribo esta noche, es porque tu formaste parte de muchos de ellos, quisiera lo tengas en cuenta y sepas que tu sola presencia, amerita de mi parte respeto, por una mujer que nunca dejó de serlo, por sobre todas las cosas, una mujer ante todo.

            Empecé a amar a la mujer desde que la contemplaba llorar, desde que la veía derramar lágrimas sin alguna razón justificada, seguí amándola desde que sentí sus labios por primera vez, sentí ese placer y química transmitido mutuamente, la seguí amando desde que escuchaba en sus canciones y letras un sentimiento sincero. Creo que mi voluntad literaria se la debo a la mujer pues ella siempre motiva a un hombre a seguir adelante y no a dar un paso al costado. Respetan tu idea y no la atañan haciéndote creer que eres un ingenuo; te respetan tanto que ellas te piden un poquito de lo mismo, en fin; detrás de todas estas letras y divagaciones mías esta una mujer, tu…

            Aunque suene un poco atrevido, desde que entraste a mi vida me gustaste. Tu normalidad, sencillez, y demás características que emanaban de ti me enamoraron. Las tareas siempre resultaron ser buenas excusas para verte. Después, con más confianza y determinación fui siendo ya no tu compañero sino un amigo. Siempre me preguntaste ¿Por qué yo? mi simple respuesta fue que nadie elige de quien enamorarse. Quizás fue tu dulzura y cortesía lo que se apodero del sentimiento más tierno que pueda sentir. Con el tiempo yo manipulaba la idea de ser algo tuyo, nunca me atreví a contarte lo que pasaba en mi interior. Una noche te confesé todo. Como era de esperarse solo obtuve como respuesta una risa tuya, siendo esta una respuesta muy positiva pues posteriormente las cosas entre nosotros caminaban muy bien. Para las personas yo estaba demente; era el idiota enamorado, el inepto ilusionado por haber hecho lo que hice. Quizás por lo que decían nunca comprendieron mi actuar hacia ti ¡yo te quería! y quería amarte de muchas formas (y no digo una cantidad pues no conocía muchas), quería que tengas a un chico que en su manera te de todo, sin pensar que tú ya lo tenías.

            Nos fuimos conociendo más; soñabas conmigo de muchas formas las cuales desconozco; dicen que los sueños lindos son presunciones de la perfecta realidad que uno desea, conversábamos, nos reíamos, meditábamos, nos apodábamos, nos besábamos, en fin; situaciones que en la medida de los hechos convenían a nuestra relación. No sé cuándo se atenuó el cariño que alguna vez compartimos, me lo pregunte muchas veces y nunca obtuve respuesta, pese a que la tenga ahora, no creo que cambie mucho la historia; de lo que tengo certeza es que algo en tu corazón te hace estimarme más que a cualquiera.

            Hace poco, con exactitud hace un mes, cuando todo parecía perfecto, me llamaste para conversar; el tono de tu voz no avizoraba que fuese algo bueno. Sin titubeos me comunicaste la noticia: Ya no estarías para mis momentos de felicidad, ya no estarías en casa, ya no estarías más en la ciudad “México sería el destino” y nada podía evitarlo. Desubicado y perplejo ante la inesperada noticia, mantenía la mirada fija en el suelo, incrédulo ante lo que escuchaba. No quise comprender nada, mis cuestionamientos y la disputa era inevitable. Tu respuesta, algo que no esperaba, no tenía defensa para enorme golpe bajo ¡Lo mejor hubiese sido que no pase nada! fue tu afirmación. Me quebraste, no lo esperaba y por tu reacción creo que tú tampoco. Salí de aquella habitación muy contrariado, pues por lo que vivimos pensé haber logrado más de lo que podía lograr con una mujer.

            Hoy, sentado, muy pensativo en casa, mirando las cosas desde tu óptica, creo que tenías la razón, me hiciste comprender que como van las cosas no llegaríamos a nada y que no te cambiaría el modo de pensar. Tome muy en cuenta tu respuesta y comprendí que el fin de esta historia estaba cerca ¡y aquí estas! leyendo un texto motivado por tus locas razones. El destino así lo quiso, te lleves una linda experiencia a miles de kilómetros de donde nos conocimos. Siempre te di mi apoyo incondicional como un amigo para que todo te vaya bien. Esta vez no será la excepción, quiero que sepas que todo lo que hoy escribo, con dolor pero con franqueza, está destinado a desearte lo mejor; creo que todo lo que te expreso en estas líneas lo tendrás en cuenta, tu eres libre de hacer lo que quieras sin limitaciones, no puedes nunca someterte a la voluntad de las personas y no podías dejar algo inconcluso.

            En todo este tiempo me enteré de muchas cosas muy tuyas, comentarios muy estúpidos de la sociedad, ellos herían mi situación para contigo; nunca los acepte, nunca. Siempre hice oído sordo y vista gorda a comentarios y situaciones que no vale la pena mencionar. Siempre me dijiste que tus ojos son la mejor prueba para nuestras afirmaciones, apoyo la idea, pero ten en cuenta que a veces “no creemos lo que vemos ni vemos lo que creemos”.

            Debes saber que nunca hice un escrito a alguna mujer y no sé si alguien te lo ha hecho alguna vez, eres la persona más bella que fuera de mi hogar he conocido. Tienes razón en decir que necesito reflexionar y superar lo vivido. Ahora me tocará quererte en silencio sin hacértelo notar por lo menos hasta que se me vaya la idea y a ti te tocará ser feliz de la manera que tú elijas lejos de aquí. Preguntarás ¿Por qué hago esto? Bueno, si comprendes lo que escribo aquí, quizás ya lo sepas. Hay muchas cosas que por el tiempo no te he dicho o no salen cuando deben y están aquí. Disculpa las situaciones incomodas, y por no vislumbrar tus ideales de superación por mi insistencia. realmente espero comprendas. Ten en cuenta que soy tu amigo y estaré cuando tú me necesites y quieras, no hay forma de negarle algo a “mi chica”.

            Nunca nos dijimos, te amo. Quizás no llegamos a conocer el significado de esa palabra, personalmente pensé hacerlo pues sentí estarlo. Lastimosamente, un sentimiento no se quita con un adiós sino con el tiempo. Si nos vemos mas adelante, quiero que me veas como todo un caballero, como me comporte siempre ante ti y me considero porque te respeté desde mi primer diálogo contigo y te respetaré hasta que la vida me regale la dicha de despertarme cada mañana por los siguientes días. Esta historia ha terminado sin un final feliz y eso porque no es un cuento sino porque es la vida real “la tropa se pueden retirar, no por que haya perdido la batalla, sino porque no es propicio alargar la situación y perder más de lo que ganamos; la hermosa nación sabe que la tenemos en el corazón y para cuando ella necesite otra defensa ahí estará, la tropa y mi letra”.

           ¡Adiós! un adiós es una bendición, un adiós es formal para una faceta que termina, un adiós es decir “me gusto que seas parte de mi vida” y solo por eso te digo adiós porque todo lo que pensé decir te lo escribí; adiós porque empezaré otro capítulo que me tocará vivir a su tiempo y reitero el adiós porque esta vez sí es en serio…



Compartir En:    Facebook Twitter

1 comentario:

  1. Nada mas real... icreiblemente en algunos episodios me vi reflejada, sentir mis ojos humedecer y ver como se erizaba mi piel comprobaba que aquel relato fue hecho con sentimiento sincero, te aplaudo con el corazón realmente muy bonito y espero seguir leyendote amigo Abel :)

    ResponderBorrar