viernes, 15 de mayo de 2020

LOLITA, FICCIÓN SOBRE REALIDAD

Mario Vargas Llosa señala en su libro Cartas a un joven Novelista que, la raíz de todas las historias –refiriéndose a la actividad literaria- es la experiencia de quien las inventa, lo que no significa que se trate de una biografía disimulada del autor. Señala que no existen excepciones, que no existe la pura invención química en el dominio literario, que todas las ficciones son arquitecturas levantadas por la fantasía y la artesanía sobre ciertos hechos, personas, circunstancias, que marcaron la memoria del escritor y pusieron en movimiento su fantasía creadora.

Sentado esto como introducción, estarán pensando, ¿en qué se relaciona la apreciación de la inspiración literaria que podría tener Vargas Llosa con una novela clásica como Lolita? A juzgar por el título de la presente publicación, pensar en un acercamiento entre la ficción y la realidad, sería lo más coherente.  

Vladimir Nabokov, fue un escritor de origen ruso, nacionalizado estadounidense. Dejó Europa en mil novecientos cuarenta, huyendo de la segunda guerra mundial para dirigirse a Estados Unidos. Trabajó inicialmente como profesor de literatura rusa pues ya contaba con algunos trabajos publicados, razones por las cuales empezó a escribir en inglés, traduciendo sus primeros escritos.

Lolita, fue la novela con la que Nabokov alcanzó mayor popularidad. En sus propias palabras, le tomó cinco años escribirla. Se trataba de un trabajo minucioso que desde su publicación fue controversial. En síntesis, contaba la historia de un hombre mayor que se enamora de una niña de doce años. El prólogo fue realizado por un falso doctor en filosofía quien cuenta, que el protagonista Humbert Humbert murió y por un encargo publicó su manuscrito, es decir, la novela.

El escritor Juan Fernando Jaramillo, señala en su análisis, que Mashenka, la primera novela escrita por Nabokov, publicada en mil novecientos veintiséis, es la primera Lolita. Particularmente en esta historia, el personaje Ganin guarda cariño a Mashenka, su primer amor, a quien conoció a los 16 años en los campos rusos, y a quien no ve desde entonces. El tema en común es el delirio de un hombre que toma la vida por el camino arduo y que termina por convertir a su nínfula en el centro de sus fantasías. La Editorial Anagrama, señala que el cuento titulado El hechicero, publicado en mil novecientos treinta y nueve, fue calificado por Nabokov como la primera palpitación de Lolita, porque también en ella se narra una historia de paidofilia. Finalmente, el escritor Martin Amis en un artículo publicado en The Times Literary Supplement, aludía “una infestación de ninfas” en la producción del escritor ruso, afirmando inclusive que, de sus diecinueve ficciones, por lo menos seis se refieren a la sexualidad de niñas.

Como está demostrado, las relaciones algo prohibidas y un poco desinhibidas, siempre fueron un tema recurrente en el trabajo de Vladimir Nabokov, pero ¿es posible encontrar el origen real de la ficción de Nabokov?, ¿es posible que Nabokov haya encontrado una historia real, que haya marcado su memoria para escribir su novela? en respuesta, es posible.

La periodista Sarah Weinman publicó un libro llamado The real Lolita, una investigación donde se afirma –tomado de la propia web de Weinman- que, el tema de la novela se inspiró en un caso de la vida real: el secuestro de Sally Horner de once años, suscitado en mil novecientos cuarenta y ocho, es decir, siete años antes de la publicación de la novela. La periodista afirma que su investigación cuenta con documentos legales, registros públicos, entrevistas y los argumentos suficientes, para concluir que Nabokov sabía del caso de Sally Horner y realizó muchos esfuerzos para ocultar ese conocimiento durante el proceso de escribir y publicar su novela.

El investigador Alexander Dolinin, presuntamente encontró un recorte de prensa del caso Sally Horner entre los archivos del novelista ruso, con lo cual podría concluirse que Nabokov conoció el caso y lo estudio al detalle; por tanto, si las relaciones algo prohibidas y un poco desinhibidas, eran de mucho interés para el ruso, es muy probable que al tomar conocimiento del caso de Sally Horner, este le haya ayudado a desarrollar la historia de su novela.

Habiendo revisado estos antecedentes y contestando a la pregunta inicial, podríamos decir que Lolita, es una ficción, como pocas, inspirada en la realidad, como muchas. Solo un tema tan delicado y que nadie se atrevía a tocar en la época, le hicieron escribir a Nabokov una historia tan arriesgada.

Un año después de la publicación de Lolita, Nabokov escribió un ensayo llamado “Sobre un libro llamado Lolita”, un texto en el cual el escritor justifica la historia como una novela, no como una obscenidad, erróneamente calificada. Su defensa era razonable.

El escritor, no era muy recurrente en las entrevistas y apariciones públicas, mucho menos si eran para hablar de su trabajo. Uno de los pocos registros que se tiene de él frente al lente de una cámara es en el programa Apostrophes, conducido por Bernard Pivot. En esa entrevista, que data de mil novecientos setenta y cinco, el ruso hizo algunas afirmaciones sustanciales de su novela tan controversial. Nabokov señaló que no le molestaba el éxito de su novela, no le molestaba la popularidad que había ganado, lo que sí le molestaba eran las comparaciones que hacían a la protagonista, Lolita, con mujeres mal vistas dentro de la sociedad, rebajando su inocencia, convirtiéndola en alguien perverso –propio de personas que nunca leyeron el libro-, cuando en verdad fue pensado como un personaje a quien corrompen dentro de la historia, una víctima.

Esto es una prueba que acredita las afirmaciones de Vargas Llosa que les presenté al principio. No existe la pura invención química en el dominio literario y no debe perturbarnos la idea que así fuese. La realidad suele ser una fuente de inspiración de los escritores. Jhon Grisham era abogado y hoy en día tiene novelas de éxito que describen el litigio en los tribunales. El propio Vargas Llosa describe en La Ciudad y los Perros, sus vivencias en el colegio Leoncio Prado y muchas otras vivencias en muchos otros libros. Conocer las raíces de las invenciones literarias, es un análisis aparte; investigar al respecto es maravilloso, es ir más allá de la historia contada, es saber que pensaba el escritor, lo que conoció y como te lo cuenta.


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