Mario
Vargas Llosa y Gabriel García Márquez fueron muy parecidos en ciertos aspectos.
Ambos compartían una pública devoción por William Faulkner, en su momento,
ambos fueron dos simples latinoamericanos vagando por Europa, ambos fueron criados
por sus abuelos maternos, ambos mantuvieron una relación conflictiva con sus
respectivos padres, ambos fueron parte de aquella corriente noventera y
deslumbrantemente literaria llamada “El boom latinoamericano”, ambos ganaron el
premio nobel; sin embargo, tanto parecido no resultó ser nunca un eximente de
ciertas diferencias.
Fue
un 12 de febrero de 1976, los escritores se encontraban en México D. F, fueron
invitados al estreno de “Supervivientes de los Andes”, la famosa película que
recreaba el accidente de avión de un equipo de rugby y los episodios de canibalismo
para poder sobrevivir hasta que eran rescatados. En un determinado momento,
mientras Vargas Llosa andaba en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, García
Márquez se acercó a saludarlo. Cuando se tuvieron frente, el uno al otro, el escritor
colombiano recibió un puñetazo en la cara por parte del escritor peruano.
Al día
de hoy, no existe una explicación certera de la reacción de Vargas Llosa, pues
ambos protagonistas durante el paso de los años han eludido con gran astucia cualquier
pregunta de aquella noche, sin embargo, el británico Gerald Martin en la
biografía que escribió de Gabriel García Márquez, señala que el escritor peruano,
tan sólo le dijo a Gabo: “¡Esto, por lo que le hiciste a Patricia en
Barcelona!”.
Es
sabido que, por esos años, Mario vivía una crisis de pareja con su mujer de
entonces, Patricia Llosa. Es sabido también que, por la cercanía de ambos
escritores, ella encontró una amistad en Gabo y Mercedes Barcha, su mujer. Hubo,
quizás, malos entendidos que llevaron a los celos, pero eso siempre fue un
misterio, hasta para el mismo García Márquez, pues alguna vez manifestó al
periodista Óscar Alarcón del diario Correo lo siguiente: “Cuando me vi con Mario, me pareció verlo sonreír y que trataba de
abrazarme. A esto se debió que cuando me pegó estaba completamente indefenso y
con los brazos abiertos, de lo contrario me hubiera protegido por lo menos la
cara”.
Lo
más parecido a una reconciliación, fue lo que ocurrió al publicarse la edición conmemorativa
de “Cien años de soledad” por parte de la Real Academia Española. Ahí, Vargas
Llosa dio permiso para que se publicara en el prólogo “Cien años de soledad,
realidad total, novela total”, su análisis completo a la obra de Gabo; sin
embargo, antes ya había escrito sobre él en “Historia de un deicidio”. Al
hablar de Cien años de soledad, Vargas Llosa recordó cómo el libro de Gabo lo
deslumbró. “Pensé que por fin América
Latina tenía su novela de caballerías, una narración en la que primaba lo
imaginario sin que desapareciera el sustrato real. Tiene además la virtud de
pocas obras maestras: la capacidad de atraer a un lector exigente preocupado
por el lenguaje y, a la vez, a un lector elemental que solo sigue la anécdota”. También dijo que, para él, la novela más
floja de Gabo es El otoño del patriarca. “Parece
una caricatura de García Márquez, la novela de alguien que se está imitando a
sí mismo”.
Cuando
Gabo falleció, Vargas Llosa recibió la noticia con profunda tristeza, quizás con
la misma tristeza que recibió la muerte de Fernando de Szyszlo, la muerte de
Cortázar o la de Carlos Fuentes.
Vargas
Llosa actualmente tiene 83 años y es el sobreviviente del llamado Boom
latinoamericano, aquel movimiento que mencione en un principio, aquel que cambio
el arte en letras del mundo, otorgándonos un lugar, donde no existe espacio
para las rencillas pues importan poco y nada, un propósito más de la cultura
que emerge para disolver las diferencias.
Excelente remembranza que nos resume la historia de dos grandes literatos sudamericanos reconocidos a nivel mundial... Perú y Colombia convergen en una historia de genios de las letras...
ResponderBorrarAsí es. Gracias por el comentario.
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