martes, 12 de febrero de 2019

HACE TREINTA Y CINCO AÑOS. GRACIAS CORTÁZAR




"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" – Julio Cortázar (Rayuela)

Un día como hoy, hace treinta y cinco años, dejó este mundo Julio Cortázar; un hombre sencillo, amable y culto, un escritor como ninguno, digno representante latinoamericano del arte en palabras. Es innegable mi admiración hacia él y su trabajo, prueba de ello son las innumerables menciones sobre sus opiniones y anécdotas que en este blog se han escrito. Por estas razones, doy rienda suelta a este compendio de elogios bien merecidos.

Cortázar nació en Bruselas, sin embargo, vivió durante toda su infancia y juventud en Argentina. Desde muy pequeño contaba con una precoz vocación literaria. Su madre alguna vez le contó que tenía que cogerlo del cuello para que salga de casa a tomar el sol, pasaba tanto tiempo leyendo y escribiendo que incluso un médico le recomendó a su madre que le prohíban los libros.

Escuché de Cortázar hace unos cuatro años aproximadamente y desde ahí nunca dejo de leerlo. De primera mano y en forma automática, al terminar de ver una entrevista de Mario Vargas Llosa en el programa A FONDO de los años cincuenta, se reprodujo la entrevista a Cortázar, esta sería después de tanto, una de las entrevistas más recordadas brindadas por el argentino.

Cortázar empezó a publicar su bibliografía mucho después que empezará a escribir en serio, ello por contar con un nivel de exigencia superior a cualquier escritor de nuestros tiempos, era pues, un autocrítico riguroso, básicamente para no arrepentirse después, sin llegar a confundir estas imposiciones personales con vanidad y suficiencia. También se consideraba un indisciplinado al escribir, quizás eso fue un acierto para Rayuela, su obra maestra, aquella que la concibió con verdadera pasión literaria, tanto así que perdió la noción de tiempo, pues cuando la terminó de escribir, no sabía si era de día o de noche debido a la máxima concentración.

También era un amante del jazz. No es casual que en La vuelta al día en ochenta mundos, dejara en claro su identificación con el referido estilo de música. “A mi tocayo debo el título de este libro y a Lester Young (músico de jazz) la libertad de alterarlo sin ofender la saga planetaria de Phileas Fogg”.

Mario Vargas Llosa señala en Cartas a un Joven Novelista, que Julio Cortázar en sus últimos años siempre decía escribir “Cada vez más mal”, pues le costaba encontrar formas de expresión en sus cuentos muchas veces desafiando la lengua; sin embargo, para Vargas Llosa, Cortázar siempre escribía muy bien, siendo muy claro y fluido, es decir, llegando al lector sin ser denso.

Lo único que se necesita es tiempo para leer las enseñanzas que Julio Cortázar dejó en palabras escritas y verbales. Obstinadamente y sin mucho éxito he buscado El Examen, aquella novela póstuma negada a editarse por su estilo y su redacción en lenguaje lunfardo. La correspondencia cortazariana, un compilado de sus cartas en tres tomos de 1835 páginas en total, cuya edición estuvo a cargo de Aurora Bernárdez, viuda y albacea del escritor. Este libro sería un perfecto regalo de cumpleaños para mí.

Carles Álvarez Garriga es un filólogo apasionado por Julio Cortázar, por esas razones editó en dos ocasiones los regalos que el maestro dejo en vida. Garriga, señala que las lecciones de literatura dictadas por un escritor consagrado son casi un género aparte, por eso editó Clases de Literatura, el curso que dio Julio Cortázar en Berkeley un octubre y noviembre de 1980, aquel donde el escritor estableció un diálogo con sus alumnos y se habló no sólo de literatura, sino también de política, de música, de cine, entre otras cosas. El libro que conseguí y que también fue editado por Carles Álvarez Garriga y su albacea, fue Papeles Inesperados –no les miento, soy feliz por contar con un ejemplar-, una colección de textos escritos por Julio Cortázar a lo largo de toda su vida, encontrados en su casa de París.

Alguna vez Marco Aurelio Denegrí, contó que cuando le preguntaron a Jorge Luis Borges sobre Cortázar, respondió: “Es indudablemente un gran escritor, pero no puedo admirarlo porque es comunista”, Cortázar, en cambio, consideraba a Borges como un maestro de su generación. Admiraba mucho a Julio Verne y se consideraba un cuentista más que un novelista.

Hay mucho que aprender de los escritores e intelectuales cuyos trabajos suelen parecer poco terrenales. Cortázar es uno de ellos; para quien no lo haya leído, entienda que vale la pena. Ya terminando de escribir este post, me doy cuenta que Julio Cortázar nunca murió, siempre está entre nosotros, entre los escritores, entre los cuentistas, entre los jóvenes de todas las generaciones que no lo vieron en vida, pero que sí leyeron sobre él; eso, lo convierte en un personaje memorable.



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