martes, 2 de octubre de 2018

PADILLA, FIDEL Y LOS ESCRITORES



Heberto Padilla fue un destacado periodista y poeta cubano de la segunda mitad del siglo XX. En los años 50, Cuba era un país con un conflicto interminable, estaba gobernado por el dictador Fulgencio Batista Zaldívar, relacionado ampliamente con el crimen organizado. Por estas razones, los rumores de revolución fueron adquiriendo cuerpo con el paso de los años siendo imposible para una persona pública no estar de acuerdo con el movimiento revolucionario.

Padilla siempre estuvo de acuerdo con la revolución cubana, sin embargo, al retornar a Cuba después de ser corresponsal de la Prensa Latina en la Unión Soviética entre los años 62 y 64, llegó con una visión crítica, desencantado del régimen comandado por Fidel Castro. Esta ideología le llevó a publicar en 1968 su compendio de poemas “Fuera de juego”. A partir de aquí, los ojos de los partidarios de Fidel estaban en Padilla.

En el año de 1971, mientras ofrecía una lectura pública de su libro inédito “Provocaciones” en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba – UNEAC, Heberto Padilla fue arrestado, acusado por realizar actividades subversivas en contra del Gobierno cubano. Esto, obligó a un grupo de intelectuales reconocidos en todo el mundo, suscribir una misiva solicitando que se reexamine el arresto del escritor. Entre los firmantes se encontraban Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Jean-Paul Sartre, entre otros.
Publicada en el diario “Le Monde” - 9 de abril de 1971.

Heberto Padilla fue arrestado 38 días; después de su arbitraria detención, se presentó nuevamente en la UNEAC y leyó una “Autocrítica”, donde se arrepintió de todo lo que había escrito. Fue obligado por el gobierno, a pronunciar un discurso de repudio a sí mismo y a su ideología; torturado y chantajeado para retractarse y renegar de sus críticas al gobierno en acto público. Pueden leer su discurso completo aquí.

Que el gobierno Cubano haya obligado a Heberto Padilla, retractarse de sus ideales fue determinante para que intelectuales de todo el mundo mostraran su rechazo a la revolución cubana.


Publicada en el diario “Madrid” - 21 de mayo de 1971.

Julio Cortázar no firmó la segunda carta. En una entrevista realizada por César Hildebrandt, Cortázar señaló que, su actitud en el llamado caso “Padilla” fue, de solidaridad crítica con la Revolución Cubana, frente al desborde paternalista de los firmantes de la segunda carta a Fidel. Así lo refiere en su texto “Policrítica en la hora de los chacales”, donde claramente se define su apoyo a la revolución cubana y sus discrepancias acerca del error de encarcelar poetas.

El escritor cubano Norberto Fuentes –autor de “Plaza Sitiada”-, señala en una entrevista realizada por EL PAÍS de España, que Fidel temía la posibilidad de tener en Cuba escritores disidentes de renombre internacional. Decía que eso sería un caballo de Troya dentro de la revolución, que la bombardearían desde dentro. Quería romper con los intelectuales occidentales pues sentía que estaban monitoreando su proceso y que lo condicionaban ética y moralmente.

Fidel Castro decía que: “El arte es un arma de la revolución”.


La persecución a los escritores y periodistas es una constante en los gobiernos de facto. El caso “Padilla” fue un ejemplo claro de abuso de poder por parte de un gobierno dictatorial. Reprimir las opiniones con la fuerza es el recurso de quienes no saben hablar; admiran por dentro a quienes pretenden callar, considerando el poder de la palabra como una amenaza, y eso no ha cambiado hasta ahora. Creo saber por qué Cortázar no firmó la segunda carta a Fidel; él, como pacifista, consideraba que quien esté a favor de una dictadura –o actos de violencia-, nunca será excluido como víctima, siempre será sometido al poder de quienes ejerzan, los victimarios.




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