Heberto
Padilla fue un destacado periodista y poeta cubano de la segunda mitad del
siglo XX. En los años 50, Cuba era un país con un conflicto interminable,
estaba gobernado por el dictador Fulgencio Batista Zaldívar, relacionado
ampliamente con el crimen organizado. Por estas razones, los rumores de
revolución fueron adquiriendo cuerpo con el paso de los años siendo imposible para
una persona pública no estar de acuerdo con el movimiento revolucionario.
Padilla
siempre estuvo de acuerdo con la revolución cubana, sin embargo, al retornar a
Cuba después de ser corresponsal de la Prensa Latina en la Unión Soviética
entre los años 62 y 64, llegó con una visión crítica, desencantado del régimen
comandado por Fidel Castro. Esta ideología le llevó a publicar en 1968 su
compendio de poemas “Fuera de juego”. A partir de aquí, los ojos de los
partidarios de Fidel estaban en Padilla.
En
el año de 1971, mientras ofrecía una lectura pública de su libro inédito “Provocaciones”
en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba – UNEAC, Heberto Padilla fue
arrestado, acusado por realizar actividades subversivas en contra del Gobierno
cubano. Esto, obligó a un grupo de intelectuales reconocidos en todo el mundo,
suscribir una misiva solicitando que se reexamine el arresto del escritor.
Entre los firmantes se encontraban Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel
García Márquez, Jean-Paul Sartre, entre otros.
Publicada
en el diario “Le Monde” - 9 de abril de 1971.
Heberto
Padilla fue arrestado 38 días; después de su arbitraria detención, se presentó nuevamente
en la UNEAC y leyó una “Autocrítica”, donde se arrepintió de todo lo que había escrito.
Fue obligado por el gobierno, a pronunciar un discurso de repudio a sí mismo y
a su ideología; torturado y chantajeado para retractarse y renegar de sus
críticas al gobierno en acto público. Pueden leer su discurso completo aquí.
Que
el gobierno Cubano haya obligado a Heberto Padilla, retractarse de sus ideales
fue determinante para que intelectuales de todo el mundo mostraran su rechazo a
la revolución cubana.
Publicada
en el diario “Madrid” - 21 de mayo de 1971.
Julio
Cortázar no firmó la segunda carta. En una entrevista realizada por César
Hildebrandt, Cortázar señaló que, su actitud en el llamado caso “Padilla” fue, de
solidaridad crítica con la Revolución Cubana, frente al desborde paternalista
de los firmantes de la segunda carta a Fidel. Así lo refiere en su texto “Policrítica
en la hora de los chacales”, donde claramente se define su apoyo a la
revolución cubana y sus discrepancias acerca del error de encarcelar poetas.
El
escritor cubano Norberto Fuentes –autor de “Plaza Sitiada”-, señala en una
entrevista realizada por EL PAÍS de España, que Fidel temía la posibilidad de
tener en Cuba escritores disidentes de renombre internacional. Decía que eso
sería un caballo de Troya dentro de la revolución, que la bombardearían desde
dentro. Quería romper con los intelectuales occidentales pues sentía que
estaban monitoreando su proceso y que lo condicionaban ética y moralmente.
Fidel
Castro decía que: “El arte es un arma de la revolución”.
La persecución
a los escritores y periodistas es una constante en los gobiernos de facto. El
caso “Padilla” fue un ejemplo claro de abuso de poder por parte de un gobierno
dictatorial. Reprimir las opiniones con la fuerza es el recurso de quienes no
saben hablar; admiran por dentro a quienes pretenden callar, considerando el
poder de la palabra como una amenaza, y eso no ha cambiado hasta ahora. Creo
saber por qué Cortázar no firmó la segunda carta a Fidel; él, como pacifista, consideraba
que quien esté a favor de una dictadura –o actos de violencia-, nunca será excluido
como víctima, siempre será sometido al poder de quienes ejerzan, los
victimarios.
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