martes, 18 de septiembre de 2018

LOS GENIECILLOS DOMINICALES - JULIO RAMÓN RIBEYRO



Recuerdo que cuando era un niño, las primeras novelas que leí, estaban ubicadas en las bibliotecas familiares. Esas bibliotecas estaban compuestas en gran parte, de literatura clásica. Quizás de esas lecturas impetuosas y largas, desprenda mis gustos por los autores cuyas biografías están escritas en los libros de historia. Hoy compro libros, guiado justamente por esos gustos que adquirí de niño.

“Los Geniecillos Dominicales”, llegó a mi vida, así, gracias a la colección de novela peruana de “El Comercio”, adquirida por un tío mío. Consta de 24 capítulos. En el 2016 “Bizarro Ediciones”, publicó una nueva edición de esta novela, por lo que hoy pueden encontrarla con mayor facilidad.

Esta novela cuenta las vivencias libertinas de un estudiante de derecho con vocación de escritor. El conflicto en el que se encuentra el protagonista, esta entre sus deseos de superación y su actitud irresponsable. Por momentos desea ser el mejor abogado de su generación, deseos que son olvidados al levantar un vaso de cerveza dentro de un burdel. En ocasiones desea ser un crítico literario y escribir, esto no pasan de ser aspiraciones que nunca llega a concretar. Estos conflictos llevan al personaje ubicarse en un mundo lleno de lamentos y vivir experiencias al límite de la desgracia.    

Así pues, comparto con ustedes el argumento la segunda novela de Ribeyro, publicada en el año de 1965.

ARGUMENTO

Es 31 de diciembre, Ludo Totem renuncia a su trabajo, un importante estudio de abogados de la capital, es indemnizado con un importante monto. Al regresar a su casa su madre le ordena ir a cuidar la casa de su tío Abelardo. Inmediatamente ludo conviene con sus amigos y hermano hacer una orgia, sin embargo los planes no salen como esperan. Al día siguiente regresa a su casa en medio de un almuerzo familiar por año nuevo, encuentra a su tío Gonzalo, con quien realizan un tour por todos los prostíbulos más conocidos de Lima, en esos trotes conoce a Estrella, una prostituta.

Entre los planes de Ludo -estudiante de la Católica- y sus amigos -estudiantes de la UNMSM- está sacar una revista, mientras se discute entre el contenido, el diseño y el título, llega el Dr. Rostalínez, profesor con el que ellos tenían amistad. Ludo se retira de la concentración para ir donde Estrella, no la encuentra una y otra vez, obsesionado decide regresar en múltiples oportunidades. Un día mientras la espera, a Ludo le parece escuchar su risa, en ese momento es abordado por un maleante que se hacía llamar “El loco camioneta” y que era conocido de Estrella, guía a Ludo a una calle desolada donde termina estropeándolo, ahí se le ocurriría un nombre para la revista… Prisma.

Ludo recurre donde el Dr. Rostalínez para proponerle el nombre y pedirle ayuda para encontrar un trabajo. Rostalínez le recomienda al Dr. Font, quien acepta a Ludo como un trabajador independiente, pues solo lo ayudaría con la firma en sus escritos. Así, Ludo emprende una búsqueda desdichada de clientes, llegando a buscarlos hasta en un matrimonio, donde su propia familia lo desconocía.

Cada día más agobiado, decide con su mejor amigo Pirulo (Pedro Primrose) abordar el negocio de venta domiciliaria de insecticidas, pero pronto descubrirán que eso no es lo suyo.

Sin mayor ocupación que la vagancia pensativo e indiferente al éxito de sus ascendientes, su madre lo manda a poner un anuncio de alquiler por los departamentos desocupados, mientras esperaba un taxi por el centro de Lima es recogido por Carlos Ravel, un amigo con una suerte diferente, para su sorpresa, adelante estaba Lisa, la novia de Pirulo. Más tarde llegaría al bar “Ateneo”, lugar bohemio de escritores y cuentistas donde se celebraban lecturas de creaciones literarias narradas por sus propios autores. Ludo decide participar, pero su cuento le parece un fiasco, ahí se encuentra con Segismundo, un viejo amigo de secundaria que trabajaba en la marina mercante.

Todo parece cambiar cuando nombran al padre de Pirulo como Prefecto de Ayacucho, Pirulo, quien tenía un fajo de billetes (quien sabe la razón), comento la noticia a Ludo. No duraron gastarlo en trago, cigarrillos y mujeres. Invitaron a las primas de su amiga Olga a un viaje por Chosica, sin embargo, sus objetivos lujuriosos nunca se cumplieron.  

Ludo sentía que perdía el tiempo, al acudir a una kermese de la iglesia y al salir a caminar, conoció a una morena con quien desquitaría todos sus placeres, sin embargo, “Semejante templo era demasiado solemne para la modestia de su devoción”. Mientras regresaba a su casa fue detenido por indocumentado.

Después de la accidentada noche anterior, Ludo despierta y se encuentra con Pirulo en su cuarto, le cuenta que está con dinero y carro, todo oficial de la prefectura de Ayacucho, Ludo se viste y sale con Pirulo a conquistar las calles de Lima. Al poco tiempo se les junta Jimmi, un hombre mal afamado por pedófilo. Ebrios y sin razón deciden hacer el paso de la muerte –cruzar una avenida transitada sin detenerse-. Dos terminaron en el hospital, uno muerto. Ese día murió Jimmi, al salir del hospital y después de su pronta recuperación Ludo y Pirulo lo visitaron en el cementerio.

Genaro, cuñado de Ludo propone un negocio a la familia, vender los departamentos en Alquiler y comprar tres camiones de transporte para así obtener mejores ganancias. Por estas razones Ludo se muda a un cuarto que su abuela tenía en la victoria. Se comunica con Segismundo, quien regresó a Lima después de un viaje con cosas de contrabando que se disponía a vender por todo el país.

Mientras Ludo lee un periódico, observa un anuncio que promocionaba la próxima salida de Prisma, Ludo y Pirulo estaban fuera del proyecto. Desde que su Padre era prefecto, Pirulo todo el tiempo tenía dinero que malgastaba en Lima, todo eso se terminaría, pues al poco tiempo asesinarían a su pare por presuntos arreglos en contra de unos comuneros de Ayacucho.

Ludo se encuentra a Daniel, un amigo que oficiaba como taxista –su prioridad era hacer abortar a su mujer-. Fueron a un prostíbulo, el negocio era recoger a los marinos del aeropuerto y llevarlos al cabaret a cambio de 20 soles. Al llegar al aeropuerto y después de resolver inconvenientes con el taxi, se enteran que los oficiales ya habían llegado, los buscaron en los bares del puerto, encontraron a uno que quería regresar al callao, lo embarcaron. Daniel se dispuso a asaltarlo, con colaboración de Ludo lo dejaron tirado en el camino. La fechoría perpetuada fue noticia en la ciudad. Ese día Ludo se quedó con tres billetes de 10 dólares y una fotografía del marino.

Unas semanas después Ludo recibió una llamada de Estrella, quería verlo. Cuando se encontraron Estrella advirtió a Ludo que un amigo deseaba hablar con él, era “El loco camioneta”. El plan del “loco camioneta” era amedrentar a Ludo y extorsionarlo ya que el día del asalto al marino, Estrella vio a Ludo embarcar a uno en el carro de Daniel, lo que hacía pensar que ellos tenían algo que ver. Ludo negó todo, sin embargo, “El loco camioneta” lo amenazó con delatarlo a la policía.

Ludo, estaba turbado. Después de divagar en soluciones, citó al “loco camioneta”, para intentar un arreglo. El encuentro seria en el Campo de Marte. Aquella noche, al frente del monumento de Jorge Chávez, Ludo saco el revolver que heredó de su padre y acabo con la vida de “El loco camioneta”, dejando en sus bolsillos los tres billetes y la fotografía que le había sacado al marino. Después regreso al cuarto de su abuela, miro el revólver, apoyó su caño en la sien. Ludo Tótem desaparece, pensó. Su reflejo le pareció ridículo, tiró el revólver sobre la cama y cogiendo su máquina de afeitar se rasuró el bigote.



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