martes, 25 de septiembre de 2018

QUINO, MAFALDA Y EL MUNDO




Las personas no asimilamos con la misma admiración, aquellas reflexiones que realizan los adultos y las reflexiones realizadas por los infantes. Cuando un niño analiza una determinada situación y su razonamiento conquista por su inocencia, conmueve, cautiva y enamora. Eso ha conseguido Mafalda desde su existencia y por eso, su creador Joaquín Salvador Lavado - Quino, se siente orgulloso.

Soy fan de Mafalda. Desde que la conocí, a través de los diarios que llegaban a casa, sentí que en cada uno de sus pensamientos y los de sus amigos existía un mensaje, en definitiva, las cosas en el mundo no estaban del todo bien; ahora tampoco, y eso es justamente lo que mantiene vigente a esta historieta. Mafalda ha prevalecido en el tiempo, pese a que los diálogos se expresan dentro de la coyuntura de los años 60. La razón es que los problemas no han cambiado en el fondo. “Es re actual. Si antes se criticaba la guerra de Vietnam, hoy se aplica perfecto a lo de medio oriente. La inflación sigue matando a la clase media. Estamos en las mismas” señala Quino.

Su creador la ilustró en 1963 para la campaña publicitaria de unos productos electrodomésticos llamados “Mansfield”. En esa oportunidad, lo único que le pidieron, fue que los nombres de los personajes empezaran con la letra M. Por determinadas circunstancias el proyecto nunca se concretó; sin embargo el dibujante recién les daría uso en 1964 cuando empezó a colaborar con el semanario “Primera Plana”. Un año después lo haría seis veces a la semana a través del diario “El Mundo” de España, con lo cual traspasaría fronteras. Aduciendo que la pequeña no tiene más que decir, Quino dejó de dibujarla en 1973.


Carlitos y Snoopy –creado por Charles M. Schulz- son considerados los padrinos de Mafalda; sin embargo, existe una gran diferencia en ambas historietas pues en Charlie Brown nunca se dibujaron adultos.

Al comenzar la historieta, Mafalda tiene cuatro años de edad. Ingresa al jardín de infantes, transcurren diez años hasta su tercer -o cuarto- grado de primaria. Mafalda se pasa la vida preocupada por la humanidad y cuestionando el legado de los adultos, adora a los Beatles y odia las sopas. Mafalda es una forma de ver al mundo, con mucha sensibilidad; en realidad, todos los personajes de la historieta –imposible que sean secundarios- tienen una manera diferente de ver el mundo. 

Quino, es un genio. Es consiente que la fama la tienen sus dibujos y eso a él le resulta cómodo. En una entrevista señaló que le gustaría dibujar mejor de lo que dibuja. Desde siempre, admira el humor mudo, sin palabras, aquellos que te causan gracia y fascinación con la sola observación. Por esas razones siempre estuvo obsesionado con que el lector entienda lo que él quiere decir. Nunca, en alguna de sus creaciones se identificó con alguna ideología política, siempre, ha preferido decir lo que no le parece si necesidad de tener un ideal político y ese es el reflejo que existe en Mafalda.

La literatura no fue ajena al modo de pensar de Mafalda. Gabriel García Márquez y Umberto Eco, siempre la elogiaron, incluso  Julio Cortázar llegó a decir: “No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que piensa Mafalda de mí”. 

En el 2014, Gabriela Machuca Castillo –periodista- preguntó a Quino ¿Un deseo por los 50 años de Mafalda? “No sabría por dónde empezar, si por el país o por el mundo. Quisiera que ambos salgan adelante. Y la paz, sin duda”, contestó. Al leer aquella repuesta, supe quién era Mafalda en realidad, eso convierte a su creador en una persona digna de admiración. 

Un ejemplo de genialidad.

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