La primera vez que vi “La Vida es Bella” fue cuando era un niño. Recuerdo que un tío rento la película en Video Rent –el “blockbuster” pucallpino- por sus buenas referencias; después de haberla visto, muy emocionado trajo la cinta con su reproductor de VHS para conectarlo a un televisor de mi casa y verla en familia antes de devolverla.
Este
enorme filme cuenta la historia de
una familia que es separada durante la segunda guerra mundial y las miles de
situaciones en la que se ve expuesto un padre para mantener con vida de su hijo
en medio de un campo de concentración nazi.
Lo
que quiero recordar ahora, es aquella memorable consagración de Roberto Benigni
en los Premios Oscar de 1999. Si, aquel hombre que escribió, dirigió y
protagonizó “La Vida es Bella”. Ese domingo 21 de marzo, Roberto fue
ovacionado, su historia cautivó a todos los asistentes esa noche, corearon su
hombre y le adjudicaron el premio a mejor película extranjera antes que Sophia
Loren lo oficializara. A continuación el momento inolvidable…
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