miércoles, 30 de enero de 2019

ARCHIVO DE RECORTES – ALONSO RABÍ



A mediados de agosto del año pasado, como todos los sábados recibí en casa la revista Somos (Nº 1654) que acompaña la edición sabatina de El Comercio. En la sección de libros dirigida por Dante Trujillo, se encontraba una brevísima nota sobre Archivo de Recortes. La nota decía lo siguiente:

“Rabí, notable periodista cultural, ha reunido un buen puñado de crónicas y semblanzas literarias escritas desde los noventa en diversos medios. El resultado es sabroso: con más curiosidad de lector que “intelectualismo”, se adentra en la vida y milagros de Wilde, Salinger, Hemingway, Ribeyro, Levrero y más, así como en los cafés donde se charla, la historia de amor epistolar de Juan Ramón Jiménez o las aventuras limeñas de Allen Ginsberg”.

Escuché de Alonso Rabí en alguna oportunidad cuando dirigió el suplemento El Dominical del diario El Comercio, escuché más de él cuando junto a José Carlos Yrigoyen conducían el programa “Entre Libros” en Tv Perú, y supe de él mucho más cuando renunció a ese canal en señal de protesta por el indulto a Alberto Fujimori a finales del 2017.

Dicho esto, con todas las referencias y esos nombres sumamente notables que adornaban la portada de Archivo de Recortes me interesé con demasía en obtener un ejemplar del mismo, fue ahí donde me contacté con Alonso y pude conseguir de sus manos tan interesante compendio de historias inimaginables detrás de sus protagonistas.

En ciento cuarenta y dos páginas, Archivo de Recortes desarrolla bastantes sucesos, todos contados desde la percepción personal de su autor, consolidando una serie de datos que fue adquiriendo con el pasar del tiempo como un asiduo lector, en primer lugar. Alonso refiere en una breve nota antes de su primera crónica, que el libro fue haciéndose solo, al paso del tiempo, y que el azar y su obstinación se encargaron de reunir.

Hace mucho, en mi intento por conocer aquellas historias que se cuentan a expensas de los más grandes personajes y letrados que nuestra humanidad haya tenido, me crucé con un Chocano criminal, con un Borges simpatizante alguna vez por la dictadura en Argentina, llegué a conocer el caso Padilla y también conocí el conflicto mediático entre Arguedas y Cortázar. Al leer cada crónica de Archivo de Recortes me resultó imposible no tomar apuntes que sin duda serán materia de investigación de mi parte teniendo como punto de partida, los anales que ahí se cuentan.

Archivo de Recortes despertó mi interés por indagar sobre el periodismo gonzo de Hunter S. Thompson, por la novela que Julio Verne hace transcurrir en Lima, por la deslealtad de Max Brod con Kafka, por Pedro Camacho en la primera versión de La tía Julia y el Escribidor de Mario Vargas Llosa, por los pareceres literarios de Clemente Palma y como no indagar más acerca de los últimos días de García Lorca. Me resulta imposible también, no hacer referencia la enorme bibliografía que acompaña al libro, obras que desde luego, estoy dispuesto a adquirir como aquellos buscadores desenfrenados, al rastro de algún tesoro escondido entre las estanterías a los que Alonso menciona en su primera historia.

Después de haber disfrutado estas crónicas en tono menor, como Alonso las llama, me atrevería a decir que no será la última vez que tenga un separador de páginas en Archivo de Recortes. Comprometido estoy con Alonso por su generosidad al regalarme estos textos, la misma que sabré retribuir haciéndole saber mis pareceres de su obra a la brevedad posible.


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