Marco y yo nos
conocimos cuando niños, mucho tiempo antes que suceda lo que les voy a contar.
En nuestro vecindario salíamos a jugar todas las tardes, éramos muy buenos
amigos, compartíamos la misma afinidad en los deportes y los juegos de video.
Por cuestiones del destino, nuestras vidas tomaron rumbos distintos.
A los 15 años, Marco se fue a la capital de país, pues
sus padres habían conseguido el suficiente dinero para mandarlo a estudiar Administración
de empresas. Yo me quede aquí, en provincia, con las ansias de estudiar Comunicaciones
pues mis padres no tenían las mismas posibilidades que los padres de Marco.
Estudié Derecho y Ciencias Políticas. A los 18
años y con la necesidad de trabajar en algo relacionado a mi carrera, fui recomendado
por un tío para trabajar en el estudio ALVA Y ASOCIADOS. El trabajo que me
ofrecieron fue de Gestor de Cobranzas; en realidad, si medimos el ancho de un
alfiler podríamos definir lo relacionado que era ese trabajo a mi carrera, pese
a ello tomé el puesto.
Mi trabajo consistía en cobrar carteras de
clientes morosos, cuentas bancarias imposibles de cobrar por el propio banco y
designadas a su recuperación a través del estudio ALVA Y ASOCIADOS, ofreciendo
una campaña de descuento a cambio de una buena comisión. Todos los días llegaba
temprano a la oficina, recogía mis cartas de cobranza, hacia mi recorrido por
la ciudad ubicando los domicilios, hablaba con los clientes, ofrecía la campaña
de descuento y con mucha suerte se acercaban a las oficinas del banco a
realizar sus abonos respectivos en la fecha pactada. No sé por qué era bueno en
lo que hacía, sin embargo, pronto me convertí en el Gestor de Cobranzas más
rentable del estudio.
Pasé 5 meses rompiendo las carteras de clientes,
haciendo importantes recuperaciones y obteniendo bastantes comisiones para el
estudio ALVA Y ASOCIADOS, por esas razones fui designado para realizar la
cobranza de otro tipo de cuentas, las judiciales. Estas cuentas tenían una
garantía inmobiliaria, que sería ejecutada para asegurar el pago de la deuda en
caso de incumplimiento por parte de los clientes del banco.
Cuando recibí las cartas de cobranza judiciales,
grande fue mi sorpresa al ver que una de ellas estaba destinada a los padres de
Marco, el amigo de quien no sabía nada hace mucho. Las circunstancias me
hicieron indagar más a fondo el problema que ellos tenían con el banco. Su
situación era complicada; la deuda era por casi 150 mil soles, la garantía de
pago era su casa y ya estaba embargada.
Como mandaban mis obligaciones acudí a conversar
con los padres de Marco. Fui más sincero que de costumbre, trate de hacer lo
posible para que comprendan la situación y que solucionemos el problema a
través de mi persona. Ellos me comentaban que su situación estaba difícil. El
padre de Marco había hecho malas inversiones. Su madre se encontraba enferma,
entre los gastos de su tratamiento, la manutención y los pagos de los estudios de
Marco en la capital, la familia no podía
hacer ningún pago al banco; pese a ello les rogué el esfuerzo necesario.
Esa noche recibí una llamada, era Marco, mi amigo;
me alegre de saludarlo, hacía mucho tiempo no conversaba con él, sus padres le
entregaron mi número de teléfono, me pidió ayuda, lamentaba mucho la situación familiar,
me comentó que debía tres meses de la universidad y que si no los pagaba
perdería el ciclo, quería que haga todo lo posible para evitar el remate de su
casa, evitar que su familia se quede en la calle, yo le explique que la única
solución es hacer un pago para que la deuda pueda fraccionarse y hacer un
cronograma que se ajuste a sus posibilidades, de esa manera se podría suspender
el proceso por un acuerdo extrajudicial. Me comprometí en dar el monto de pago
a sus padres para que consigan el dinero y se termine el problema con el banco.
A la mañana siguiente, me reuní con mi jefe, el
Dr. Alva. Expuse el problema de los padres de Marco. El Dr. Alva me indico que mientras
se genere cualquier pago superior al 25% sería una solución, pero que
tratándose de unos amigos el tratamiento podría ser distinto y que con el 15%
se suspendería el proceso judicial. Me parecía increíble. El Dr. Alva no solo
me estaba ayudando, sino que también estaba renunciando a una parte de sus
ingresos pues por un pago menor obtendría una menor comisión. Imaginé que su bondad
se debía a las recuperaciones que le generé a su estudio. Rápidamente llamé a
los padres de Marco y les comunique la noticia, me escucharon. Después de
pensarlo bastante y confiados en la alternativa de solución que les ofrecía, se
convencieron que con un esfuerzo podrían conseguir el dinero y olvidarse del problema
con el banco. Me pidieron cinco días para poder realizar el pago, ya tenía
su compromiso.
Con el pasar de los días yo pensaba lo bien que es
ayudar a las personas a través de tu trabajo, lo bien que se sentía al ayudar a
la familia de un amigo. Empecé a considerar mucho más mi trabajo y a valorar la
bendición de tener uno.
En la fecha pactada, antes de terminar el mes, los
padres de Marco me llamaron. Querían que los acompañe a hacer el depósito del
15% de su deuda. De camino hacia el banco, me contaron lo que hicieron para conseguir
ese dinero. Por este mes la señora dejaría de ir al tratamiento de su
enfermedad en Lima y Marco no pagaría la mensualidad de su universidad. Lo
único que se me ocurrió decir es que la solución era la mejor opción y que ya
no tendrán que preocuparse por perder la casa. Me escucharon. Me contaron
también la actitud de los anteriores gestores, personas no comprendían ninguna situación,
que se iban a sus casas con amenazas, insultos, ofensas. Reconocieron que conmigo
fue diferente y me agradecieron la ayuda.
Cuando regrese al estudio, entregue una copia del voucher
de pago al Dr. Alva, él cogió la copia y la puso en un folder donde guardaba todos
los vouchers.
- ¡Perfecto! mañana ve y diles que si no pagan la diferencia en 3 días la casa se
remata – Exclamó Alva.
Yo quedé atónito – Eso es todo lo que pueden dar Dr. No pueden conseguir más dinero; además
usted me dijo que con un 15% era suficiente – Le dije.
-¡Qué
te pasa muchacho! Si consiguieron un quince pueden conseguir un veinticinco. En
este negocio olvídate de los amigos. No puedes andar salvando a los morosos del
mundo; yo no puedo ir contra los intereses del banco, piensa que esto es trabajo
y no una ONG – Respondió.
No podía creer lo que escuchaba, fui engañado y también
engañé a los padres de Marco, como podría acercarme a decirles que su
sacrificio nunca fue suficiente, que de todas maneras perderán su casa.
Aquel día salí de las oficinas de ALVA Y
ASOCIADOS, no regrese nunca más por ese lugar. Estaba decepcionado, había
mentido a los padres de un amigo.
A la mañana siguiente encontré tres llamadas
perdidas y un mensaje de Marco que decía ¡Gracias
por tu apoyo amigo! Nos vemos pronto…
No sé si la casa de Marco llegó a ser rematada, no
sé si Marco continuó sus estudios, no sé si los padres de Marco me odian, no sé
si Marco me odia. Lo que si sé, es lo pequeña que resulta ser mi ciudad, lo
cruel que es el destino y lo despiadados que pueden ser los hombres codiciosos
en este mundo.
COMO TODO LO QUE YA HE LEIDO DE TI, SENTI ESA COSITA EN EL PECHO MIENTRAS LEIA Y LEIA, QUE MAS TE PUEDO DECIR, CREO QUE HABERTE DICHO TODO LO GRAN PERSONA Y PROFESIONAL QUE ERES, DEMOSTRANDO QUE LO QUE TE APOASIONA ES ESCRIBIR.
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